El Santa Lucía y la observación astronómica en el Hemisferio Sur. Luciano Ojeda C.

La historia de la observación astronómica en hemisferio sur del planeta comenzó en el cerro Santa Lucía, en el centro de Santiago. Ya Bernardo O’Higgins en 1842 había solicitado al Presidente Bulnes que parte de los fondos que el Estado de Chile le adeudaba se utilizaran para instalar un observatorio astronómico en el cerro Santa Lucía. Tal proyecto, como otros del prócer, quedó en algún escritorio ministerial.

Algunos años después llegó a Chile una pequeña misión científico militar de la marina estadounidense interesada en observar y determinar la posición de Venus y Marte. El científico James Melville Gilliss, formado en las Universidades de Virginia y París, que encabezaba la expedición asimilado como Teniente de la US Navy, propuso que se instalara un observatorio en la isla de Chiloé pero luego de la lectura detallada de los informes de la expedición inglesa encabezada por Robert Fitz-Roy en el H.M.S. Beagle, expedición en la que venía el joven naturalista llamado Charles R. Darwin, y de un detenido análisis de las cambiantes condiciones climáticas, lo convencieron de que no era una buena idea.

James Melville Gilliss

En Santiago, a más de 1.100 kilómetros del primer lugar elegido, el gobierno de Manuel Montt, muy interesado en el avance científico, ofreció al Teniente Gilliss “cualquier terreno público desocupado”. Las opciones eran tres: un terreno al sur de la ciudad, en lo que hoy es el Llano de Subercaseaux que fue desechado por estar muy bajo y ser susceptible de inundaciones; el cerro Blanco en el límite norte de la ciudad que también fue descartado por su muy difícil acceso y finalmente el cerro de Santa Lucía. Este lugar ofrecía varias ventajas: estaba cerca del centro de la ciudad, estaba en altura y había unas viejas construcciones coloniales sobre las que se podría montar el observatorio y los instrumentos. El primer observatorio astronómico del Hemisferio Sur del planeta se instaló a un costado de Castillo Hidalgo, a 53 metros del nivel del suelo, lugar en que hasta el día de hoy se mantiene una placa que recuerda el hecho.

Entre 1849 y 1852 se realizaron las primeras observaciones astronómicas por miembros de la expedición apoyados por un profesor y dos estudiantes de la recientemente creada Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile. Luego de que los chilenos aprendieran astronomía y el uso de los instrumentos científicos el gobierno, a través de las gestiones del Decano Ignacio Domeyko, propuso su adquisición y fueron comprados en $ 7.823.

En agosto de 1852 el joven alemán, doctor en Matemáticas de la Universidad de Marburgo, Carlos Moesta fue nombrado director del Observatorio Nacional de Santiago. Las casetas de madera y la precaria instalación de los instrumentos obligaron a cambiar el sitio del Observatorio Astronómico Nacional hacia la Quinta Normal en 1856.

En 1910, por el aumento de la contaminación, lumínica y polvo en suspensión por el tráfico de vehículos, más el tránsito de animales del Zoológico, se hizo necesario ubicar el observatorio más lejos del centro urbano. Se iniciaron los trabajos para instalarlo en Lo Espejo donde estuvo hasta la década del 50 del siglo pasado.

En esos años, el profesor Rutllant, cambió nuevamente la ubicación del Observatorio Astronómico Nacional, ahora a la zona oriente en Los Dominicos, en el cerro Calán, a 860 metros sobre el nivel del mar en un sitio que estaba más allá del “smog”. En Lo Espejo el OAN competía con la cada vez más activa Escuela de Aviación y su crecimiento era incompatible con la observación astronómica.

Federico Rutllant hizo los primeros contactos con astrónomos norteamericanos para convencerlos de instalar un observatorio interamericano en el norte de Chile, idea que se materializó en el Observatorio Interamericano de Cerro Tololo. Además fue el gestor de la Estación Astronómica de Cerro El Roble, de la instalación en Chile del Observatorio Europeo Austral en Cerro La Silla, de la creación del Radio Observatorio de Maipú, convirtiendo a Chile en el primer país latinoamericano que inició investigaciones radioastronómicas.

En la actualidad Chile se ha convertido en el centro astronómico más importante de todo el Hemisferio Sur debido a la calidad excepcional de su cielo y a su larga tradición astronómica. En el país se lleva a cabo el 40% de la observación astronómica del mundo y existe más de una docena de instalaciones, entre observatorios ópticos y radio observatorios. Algunos de los más importantes están ubicados en la Región de Antofagasta: el Observatorio Paranal (Very Large Telescope), el complejo astronómico más avanzado y poderoso del planeta, y el Atacama Large Millimeter Array (ALMA), hasta la fecha el mayor proyecto astronómico del mundo.

Y todo comenzó hace más de 160 años en el deslucido peñón de Santa Lucía, ubicado hoy en el mismo centro de Santiago.

Observatorio en el Cerro Santa Lucía

Sector Castillo Hidalgo. Febrero 2011

2013-03-14T17:20:15-04:00 2013/03/14|