Por Dante Figueroa
La Cervecería Ebner, Monumento Nacional desde 1984, fue la primera en contar con maquinaria moderna para la elaboración de cerveza y en crear numerosos puestos de trabajo, siendo uno de los íconos del desarrollo industrial chileno del siglo XIX al norte de la ciudad de Santiago.
Entre los años 1885 y 1888 Ebner se propuso renovar la propiedad y darle un uso mixto, ubicando en el primer nivel las oficinas y en el segundo la residencia familiar. El establecimiento ocupó una superficie de 18.000 m2, en su interior se encontraban numerosos edificios y departamentos creados en función de las necesidades de la producción. En el equipamiento se contaban: molinos, cubos de 2.000 y 25.000 lt. de capacidad, cubas de fermentación, aparatos para la filtración de la cerveza y máquinas de frío. En esta fábrica llegaron a trabajar más de 800 operarios.
El amanecer del siglo XX renueva las energías comerciales de la empresa. Este impulso, de acuerdo con el sitio La Cañadilla, coincide con la llegada de la Bebida Bilz coexiste con la frágil salud de Andrés Ebner que decae, producto del cáncer que lo aqueja, falleciendo el año 1905.
Casi en paralelo a la enfermedad de Ebner, en 1902, la industria logra introducir un nuevo producto do, una bebida que había sido creada hace poco en Alemania por el comerciante nacido en Sajonia, interesado en la medicina naturopàtica, Friederich EduardBilz, bajo las formas de “BilzBrause” y “ BilzLimetta” se promociona como una bebida libre de alcohol. Inicialmente comercializada por el empresario Franz Hartmann se ofrecía, además, como un bebestible de cualidades terapéuticas y digestivas, siendo avalada por la mismísima, Eloísa Díaz.
Eloísa, la primera doctora chilena y latinoamericana, titulada en el año 1887, a veinte años de su ejercicio profesional les recetaba a sus pacientes dosis para tratar “dispepsias”, los cuales soportaban, según sus palabras, perfectamente la bebida. Una vez en Chile, la bebida sinalcol como se le denomino, se colma de éxitos y es largamente conocida, reconocida, y premiada por diversas instituciones, como fue el caso de la Sociedad Agrícola del Sur, en 1904.
Con el posterior cambio de propiedad a la Compañía de cervecerías Unidas, la actual CCU continuo con la bebida, esta vez asociado a la diversión y el mero consumo entre las personas, siendo su imagen en ilustraciones y anuncios una constante por más de 80 años en el mercado de las bebidas gaseosas.