Desde hace ya algunos años, el mes de mayo se encuentra dedicado al patrimonio, en una iniciativa que, si bien nació desde el Consejo de Monumentos Nacionales, ha sido acogido por una enorme cantidad de organizaciones de la sociedad civil preocupadas por la conservación y la difusión del patrimonio cultural; es por esta razón que, tanto en Santiago, como en regiones, se llevaron a cabo distintas actividades para celebrar el Día del Patrimonio Cultural que hoy es parte de una tradición.
Como cada año, Cultura Mapocho participó de esta iniciativa, esta vez con dos actividades. El sábado 26 de mayo, en conjunto con el Ministerio de Bienes Nacionales, realizamos un recorrido por el barrio cívico, con dos grandes objetivos, el primero, era entender cuál es el rol del Ministerio de Bienes en la administración de inmuebles patrimoniales tan importantes como el mismísimo palacio de la Moneda; y en segundo lugar, entender cómo se concibió el barrio cívico como un proyecto de urbanismo moderno.
Iniciamos el recorrido en la Plaza de la Constitución para conocer los principales cambios que tuvo este lugar que nació como atrio para la casa de moneda y que se convirtió durante el transcurso de los años en estacionamiento de vehículos, para, finalmente, formar parte de un espacio planificado como lugar de encuentro en la década de los 80’ cuando adopta el nombre de Plaza de la Constitución. Luego nos acercamos un poco más al Palacio de la Moneda para poder observar desde cerca el edificio construido por Joaquín Toesca y hablar de su historia colonial y republicana. Ahí también hicimos referencia a la matanza del Seguro Obrero en la que se dio muerte, en una acción completamente desproporcionada, a un grupo de 32 jóvenes militantes del Movimiento Nacional Socialista que tenían la intención de realizar un golpe de estado. Pasamos finalmente a la Plaza de la Ciudadanía, recientemente abierta, para hablar sobre la última etapa del plan del barrio cívico, con sus proyectos más recientes entre los que se encuentran el Centro Cultural Palacio La Moneda, la explanada que conecta la plaza con el eje Bulnes y la futura construcción de las denominadas “torres gemelas” que servirán como remate del proyecto de barrio cívico.
El domingo 27 de mayo realizamos un recorrido especial que denominamos “Barrio Victoria, memoria hecha a mano” para conmemorar el día del patrimonio, pero esta vez, entendiéndola desde una expresión distinta de patrimonio industrial. Iniciamos el recorrido en Av. Matta, con la intención de comprender cómo se extiende la ciudad hacia el sur, superando los límites coloniales hacia fines del siglo XIX a partir de la apertura de la antigua cañada de los monos como parte del camino de cintura. A partir de esta transformación, iniciada por Vicuña Mackenna el sector sur de la ciudad de Santiago se fue configurando a partir de distintos barrios de carácter obrero, ligados íntimamente al ferrocarril de circunvalación y a la instalación del Matadero, que dieron origen a otras múltiples actividades semi-industriales como las curtiembres y la fabricación de calzado.
Desde ahí, caminamos dos cuadras por avenida Carmen para ingresar por una pequeña puerta al que fuera, hasta hace algunos años, el convento de las hermanitas de los pobres. Este inmueble que funcionó, además de convento como asilo de ancianos, fue declarado como Monumento Histórico lo que dificultó su venta. En la actualidad, la Municipalidad de Santiago es el propietario del inmueble y desde su adquisición han abierto el inmueble a la comunidad en varias ocasiones para dar testimonio del compromiso por convertir este espacio en un lugar destinado para el uso comunitario.
Caminamos por calle Carmen hasta Victoria, donde enfilamos en dirección a los zapateros. Nos detuvimos, sin embargo, en Victoria 612, donde se encuentran actualmente las instalaciones de ENEL, pero en los que es posible, aún, distinguir vestigios de su uso anterior como taller de tranvías. Si observan hacía la calle, podrán ver emergiendo las líneas de los viejos tranvías en el adoquinado, dando cuenta de un país en el que la conexión interior a través del transporte público fue fundamental para el desarrollo industrial.
Hicimos luego un pequeño desvío para acercarnos al actual Hospital San Borja Arriarán, para dar cuenta de su historia, ligada a la medicina pública y a la educación. El hospital, es en la actualidad la unión de dos anteriores: El primero de ellos es el hospital San Francisco de Borja, que nace por Bula Real en 1875 fundado como un centro de atención femenino en una casona en la esquina de las calles Dieciocho y Alameda. Al poco andar, el espacio se hace pequeño y se traslada a la calle Portugal donde permanece funcionando con gran éxito hasta la apertura de la diagonal, donde el sitio es expropiado y el hospital demolido. Se reubica cerca de Avenida Matta donde se encontraba funcionando desde 1913 el policlínico donado como testamento por Manuel Arriarán.
Enfilamos de nuevo por calle Victoria para detenernos frente a una aparadora de calzado para hablar sobre el rol de la mujer en el trabajo moderno, una de las cosas que comentamos es que las aparadoras cumplieron un rol fundamental en los movimientos obreros, en el caso del comercio del cuerpo y calzado se dedicaron justamente al trabajo de aparadoras, cercano en alguna medida al de costurera, lo que era considerado una labor apropiada para las mujeres. Su trabajo fue rápidamente aceptado por los zapateros, sobre todo, porque al sindicalizarse, las mujeres engrosaban las filas de los miembros que presionaban por mejores condiciones laborales. Dos libros son ilustrativos de este proceso: “Labores propias de su sexo” de Elizabeth Quay y “Disciplina y desacato, construcción de identidad den Chile, siglo XIX y XX” editado por Lorena Godoy, Elizabeth Huchinson, Karin Rosemblatt y María Soledad Zárate.
Finalmente, llegamos al corazón del barrio Victoria donde nos estaban esperando, de forma inédita para un día domingo, una gran cantidad de locales abiertos, cuyos locatarios además, estaban ávidos de contar su historia. Conocimos ahí a los dirigentes de la cámara de comercio del cuero y el calzado, quienes además de contarnos sobre su vida vinculada al barrio, tuvieron la amabilidad de mostrarnos uno de sus talleres para cerrar así con broche de oro este nuevo mes del patrimonio.