El domingo 25 de noviembre nos reunimos alrededor de 55 personas, entre niños, niñas y adultos para dar inicio a nuestro recorrido por Santiago. El lugar escogido para realizar el recorrido fue el Parque Quinta Normal, y tuvo como enfoque pensar la ciudad desde los niños y niñas.
El primer hito fue la entrada al Parque, donde cada niña y niño escribió su nombre en un autoadhesivo y se lo pegó en el pecho. Luego, hablamos sobre los orígenes de la Quinta Normal, y su labor como centro de experimentación agrícola. Hecho lo anterior, dimos paso a nuestra primera actividad que consistió en jugar al ¨alto¨. Detrás de está actividad estaba el objetivo de que los niños tuvieran una primera sociabilización, rompiéramos el hielo entre ellos y, entre los adultos y los niños.
Finalizada la actividad del ¨alto¨, nos dirigimos a nuestra segunda detención. A los pies del Museo Nacional de Historia Natural conversamos sobre la creación de este museo, de las piezas que forman su colección, y sobre todo, de como se formó su colección, detallando el viaje que se hizo a Valparaíso para traer el esqueleto de la ballena. La historia de la ballena dio pie a la segunda actividad, que consistió en que los niños y niñas dibujaran la colección del museo basándose en el relato de su colección pero agregando objetos que consideraran que deberían estar en el museo.
Luego de entregar los dibujos, hicimos un breve ingreso al Museo Natural con el objeto de mirar la diversa colección, y por sobre todo, observar el esqueleto de ballena ubicado en el hall central del museo.
Una vez terminada la visita al museo, caminamos al invernadero, nuestra tercera detención. Junto con los niños y niñas fuimos rodeando el invernadero, relatando su historia, de como llegó desde la Quinta Meiggs hasta su ubicación actual en medio del Parque. De igual forma, detallamos su estilo arquitectónico y su rol de jardín botánico. Una vez terminado el relato histórico y patrimonial, invitamos a los niños a discutiéramos sobre una serie de preguntas como ¨¿Cuál es tu lugar favorito de la ciudad?¨, ¨¿Qué es patrimonio?¨, ¨¿Cómo imaginas una mejor ciudad?¨, y ¨¿Qué es espacio público?¨. Estas preguntas se plantearon mientras construíamos algún tipo de origami con los niños y niñas. Es decir, buscamos a través del origami jugar con los niños, y bajo ese contexto introducir las preguntas, escuchar sus reflexiones y opiniones, creando de paso un pequeño debate con ellos. Además, y una vez concluido el origami, invitamos a los niños a escribir sus propuestas en sus origamis, para luego, enterrar sus diseños de papel y sembrar sus ideas en el parque.
Nuestra cuarta detención fue en el Museo Ferroviario de Santiago, lugar que alberga 22 locomotoras que cuentan con protección por ser Monumento Histórico. Dentro de la interesante colección de este museo, tuvimos la oportunidad de entrar al coche presidencial. Todo esto gracias al amable guiado que nos dieron los funcionarios del Museo.
El último lugar que visitamos fue el Museo Artequin. Iniciamos este hito contando sobre la historia del edificio, remontándonos 1889 cuando es construido para representar a Chile en la Exposición Internacional de París. A las afueras de este edificio contamos sobre arquitectura mecana que permitió desarmar en París, enviarlo a Santiago, y volver a armarlo en el Parque Quinta Normal cinco años después en 1895. Terminada la reseña histórica, ingresamos al museo. Nos ubicamos en el segundo piso del edificio con el objetivo de dar inicio a la actividad de cierre del recorrido. Esta actividad consistió en realizar junto con los niños y niñas un lienzo, cuyo centro tenia escrito ¨La ciudad que imaginamos¨. Fue la frase anterior la que dirigió el recorrido de noviembre, fue la inquietud por incorporar las ideas de Francesco Tonucci a nuestro dialogo con los niñas y niñas en torno al patrimonio lo que posibilitó reflexionar sobre la mirada que los adultos dejamos muchas veces de lado.
Una vez completado el lienzo, en donde pegamos nuestros dibujos sobre la colección del Museo de Historia Natural y pegamos los origami, además de pintar y escribir los nombres de los participantes, entregamos unas bolsas de caramelos a niños y adultos para así dar por finalizado el recorrido de noviembre.