El Canódromo de Santiago

Por Dante Figueroa Abarca

En avenida Balmaceda 2055 —contiguo al Estadio de Carabineros—, se ubicó desde 1932 el Canódromo de la ciudad de Santiago. Allí, perros galgos amaestrados eran obligados a correr distancias de 300, 350, 400 y 500 metros (una vuelta y media), y en versión de 400 mts con vallas. La reunión de ocho o nueve carreras se realizaba los martes, jueves y sábado en un recinto con piso de tierra que con el tiempo se embaldosó; fue calificado por la revista Zigzag como un “moderno y original evento deportivo”.

Canódromo, anuncio Don Severo 1934.

Existía un sistema de apuesta que pagaba al perro ganador; al segundo, e incluso al tercero, dependiendo del número de participantes. La reglamentación de las carreras estaba acogida al Reglamento Internacional para Carreras de Galgos. Entre sus normativas indicaban la suspensión de una carrera por mordeduras, caídas, cruces de un perro, mordida de la liebre que persiguen, o que un can traspasara la meta antes que la liebre. Además, los perros no podían cambiar su peso en más de 500 gramos.

El recinto, al igual que en la hípica, tenía cerca de 15 corrales o Stud (del inglés caballeriza), en ellos se criaba y cuidaba a los perros. El Canódromo tenía un Juez de Peso y Comisario General, cargo que para el año 1934, ostentaba el Coronel Juvenal Asenjo.

Desde sus comienzos, la actividad tuvo férreos detractores quienes hablaron de la desmoralización y vicio o trasnoche que adoptarían los sectores populares consumidores de este tipo de espectáculo.  No obstante, al parecer, por el valor alto de sus entradas, el Canódromo atraía más a la clase media que concurría los días martes en la noche a la pista localizada orillas del río Mapocho.

Canódromo en la pista dando la curva, Don Severo 1934.

El Canódromo, como institución, realizaba donaciones que era organizadas por la Junta de Beneficencia, con esos montos ayudaba a subvencionar con viajes o subvenciones a deportistas, donando la recaudación de su función a dicha causa. Ejemplo de ello, fueron los montos dados a la Federación de Básquetbol, Natación y Waterpolo, al Club Badminton.

Funcionó durante toda la década de los 30, no sin problemas en 1935. La distemper redujo en 1/3 la población de perros con que contaba el canódromo y desde ese mismo año varios alcaldes intentaron clausurarlo sin éxito por disposición de la Contraloría que desestimaba las acusaciones que se le hacían.

Según organizaciones animalistas, en la actualidad, existen en Chile más de 300 canódromos que ocupan tanto terrenos públicos como privados. En 2019, la comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados levantó un proyecto para modificar la ley 20.380 de protección de los animales con el fin de prohibir y sancionar la organización de carreras de perros, la ley se encuentra en etapa de trámite constitucional, fundamentalmente en la discusión sobre si se trata de una tradición o de una acción de maltrato animal. La tendencia mundial es al cierre de los canódromos, y en general, de los deportes cuya práctica se realiza con animales, los que son sometidos a duros entrenamientos que, muchas veces rayan en el abuso. En Londres, por ejemplo, los canódromos fueron completamente erradicados desde el 2017.

 

Programa Canodromo Don Severo 1934.

 

2020-04-14T20:30:52-04:00 2020/04/14|