hacklink al hack forum organik hit kayseri escort grandpashabetbetwoonfilm izlekartaltravestideneme bonusu veren siteleradana avukat bürosu464 marsbahisdeneme bonusu veren sitelerpadişahbetcasibombets10casibom girişbets10jojobetcasibom 897.comsahabetsahabetJOJOBETpusulabetjojobetnakitbahisizmir temizlik şirketlerideneme bonusEsenyurt Escortcasibomjojobetonwin girişdeneme bonusu veren siteler 1xbet güncel giriş1xbet girişcasibomBahisal1xbetdeneme bonusu veren sitelerartemisbetbetparkbets10holiganbetholiganbet girişAtaşehir EscortGanobet Girişcasibom girişpusulabetpusulabet girişcasibom girişcasinolevant1xbet yeni1xbet güncelfixbet1wincasibomjojobetvaycasinoRomabetdeneme bonusu veren siteler1win1winSoft2bet deneme bonusudeneme bonusuMarsbahis 463matbetmarsbahisgrandpashabetgrandpashabetistanbul escortOnwin주소월드 막힘onwinsahabetJojobet Girişcasibom giriş. Alobet, Alobet Giriş, Alobet Güncel Giriş. tempobetextrabetBetgarantiCasibomUltrabetstarzbetsuperbetnsupertotobetpusulabetpusulabetmatbetzbahisonwinbets10sahabetmadridbetmarsbahismeritbetsekabetbetturkeymeritkingmavibetotobetsekabetbetexperlunabettempobettarafbetpusulabetmariobetmatadorbetmobilbahisextrabetmavibetimajbet girişimajbet güncelmavibet girişmavibet girişimajbet girişmavibetbetebetbetciosonbahiskingbettingroyalbetroyalbetpusulabetgoldenbahisextrabetextrabetgrandbettingtürk ifşa vipcasibomjojobetmatadorbetsahabetbetcioxslotbycasinobetewinbankobetonwinjojobetmatbetmariobetimajbetlunabetKuşadası escortcasibomdeneme bonusu veren siteleraviatorizmir escortultrabettipobetnakitbahiskralbetfixbetdumanbetbetebetdinamobetbetkanyonbahsegelbahiscomvevobahisinstagram ban servicesmeritkingbetturkeymobilbahismeritbetotobetbetosfersultanbetmatadorbetbetyapbetmoonaaajojobetjojobetklasbahisbetebetbahsegelbetciobetcio girişbetcio güncel girişmatbetsahabetbets10zbahisholiganbetmatbetsahabetbets10zbahisholiganbetiptv

Escritores chilenos y su mirada a la ciudad

En el marco del Mes del Libro, queremos destacar a importantes autores chilenos que mediante sus obras han abordado la ciudad desde distintas perspectivas. La ciudad, que muchas veces resulta olvidada, cobra vida en las obras de autores que han abordado la realidad, desde la mirada de los niños, las disidencias, los marginados y excluidos, dando cabida a un país más popular, callejero y cotidiano.

Por Griselda Bastías y Soledad Vargas

Nicomedes Guzmán

Nacido el año 1914 en Santiago, fue parte de la reconocida ”generación del 38”. De origen proletario, su obra abordó la marginalidad, las desigualdades y el mundo sindical a través de reconocidas obras como “La sangre y la esperanza” así como “Los hombres obscuros”. Como parte de la corriente del realismo, Guzmán describe los arrabales y el río Mapocho así como también la vida de los conventillos, alejándose de los clásicos estereotipos asociados a la pobreza. En el año 1957 realizó el proyecto Autorretrato de Chile con el que realizó un recorrido por la geografía del país a través de poemas, artículos de distintos escritores nacionales.

Extracto:

“Al atravesar el puente de Manuel Rodríguez, las aguas turbias y bullentes del Mapocho, fueron como otro novedoso objeto para mi curiosidad. Hornillas abrió a nuestras pupilas, los ojos ficticiamente azules de sus baches y la melcocha gris de sus barrizales cortados por el paso de los carretones. Las casas y ranchos, hundidos, parecían guiñar con los parpados de su miseria, en un llamado incomprensible y trágico de ancianas prostitutas mudas. Por las veredas, la humanidad del suburbio, desparrabama su fatalismo sin manos de la luz para contener una esperanza: mujeres panzudas, rodeadas de chiquillos descalzos, piojosos, con mantas de saco; borrachines que dormían con la cabeza puesta sobre sus propios vómitos, con el vientre a la vista; jugadores de “chupe” tintineando monedas entre las manos sucias; grupos haciendo rueda a una pareja que cuequeaba, al son desafinado de una guitarra rota, y del voceo hueco de una contara ebria”.

“El sol, cantaba en el aire, como un zorzal exótico, ladeando la rubia cabeza de oro. Más allá de Mapocho, la calle reía a trechos, contrayendo el espejo de las pozas, que, de cara al cielo, descubrían el sarro verde del légamo que los días sin agua habían acumulado como continentes vegetales en la superficie líquida. Corría ese tramo de tiempo inundado de luz y de tibieza, con que el invierno se tatúa el pecho: “el veranito de San Juan”.

Vagabundos y hojalateros tomaban el sol en las veredas rascándose o comiendo sus “sanguches” de “picante” remojados con vino de a treinta el litro. El cuerpo de Elena -cálido fruto de agraz- llamaba poderosamente la atención. Y las groserías resbalaban por él desde las bocas desdentadas, como lenguas secas.

San Pablo ardía de humanidad y de ferretería en movimiento: percalas, tiras, golpe azul de tranvías en galope. Allí, en la esquina de Cumming, las agencias se anunciaban”.

La sangre y la esperanza.

Óscar Castro

Oriundo de Rancagua, nació el año 1910 y su obra se compone de poesías y novelas, transformándose en uno de los escritores chilenos más importantes pese a las dificultades económicas que debió enfrentar. Su poesía se caracterizó un lenguaje melancólico, mientras que sus novelas están marcadas por un crudo realismo con el que buscó retratar un mundo más margina. Pese a fallecer a los 37 años de edad, dejó un importante legado para la literatura chilena y entre esas obras destaca “Llampo de sangre”, “Huellas en la tierra” y “La vida simplemente”, donde entregó también una mirada de la ciudad.

Extracto:

“El negocio está ubicado unos metros más acá de la vía férrea, límite municipal del pueblo. A una cuadra queda el cementerio. De la “línea” para allá, la calle, aburrida, opta por ser camino. No es mucha la diferencia: unas cuantas zarzamoras de más y unos pocos chiquillos de menos. Por el camino de “El trapiche” “caen” a la calle del Cementerio los peones de los fundos próximos. Los sábados al anochecer, “lo de on Beño” se llena de parroquianos. Son muy pocos los que pueden resistir el aroma deleitoso de las sopaipillas y de los arrollados calentitos y picantes, que el bolichero pone como una tentación sobre el mostrador en grandes fuentes de greda.

El día viernes es, generalmente, malo para el negocio. Agotado el dinero de la semana, el vecindario no compra casi. Y las comadres que acuden allí traen muchas palabras y ninguna moneda.

Por eso es que ahora don Beño aguarda sin premura. A pesar de que los objetos apenas se divisan dentro del despacho, no ha encendido la lámpara de carburo. Espera que alguien entre para hacerlo”. 

Cuento Don Beño

“Esto sucede todos los días. Siempre hay rostros asomados a las ventanas a las tres y quince de la tarde. Siempre hay manos que saludan y manos que responden. Siempre hay una mujer triste que ya no aguarda nada y que contempla, sin embargo, como pasan los vagones por frente a sus ojos que se cansaron de mirar la vida. 

La calle es una cosa olvidada por los que viven más al centro. Tiene casas por un solo lado, y el viento del sur, tras galopar por los potreros libres, viene a estrellarse en ella como un gris tajamar. Hay paredes ruinosas por todas partes, perros echados al descuido sobre la tierra caliente; matas de zarzamoras, yuyos, achicorias y un agua que corre pesadamente por sobre un lecho de cieno. El viento del invierno zumba y silba en los alambres que van por el lado de la línea. Y este es el latido de la calle, su pulso quejumbroso.

Entre las casas, hay una pintarrajeada de amarillo y café, con un farol de lata y vidrios azules colgando a su puerta. Hacia adentro sigue un pasadizo que desemboca en una vasta sala. El piso está cubierto por una alfombra llena de roturas. Hay un piano veteado de manchas, con un candelabro de menos y unas teclas ahumadas y fúnebres. En las paredes pintadas con carburo cuelgan viejas litografías que representan escenas del amor. La luz es sucia, grasosa y cae como una desgracia sobre las sillas de tapiz raído y chillón, arrancando aquí y allá una hebra de brillo mortecino”. 

La vida simplemente.

Isabel Allende

La escritora Isabel Allende Llona nació el año 1942 en la ciudad de Lima. Su padre fue primo hermano del expresidente Salvador Allende. Pasó su infancia y juventud en Chile, pero producto de la dictadura militar debió escapar y exiliarse en Venezuela, contexto en el que comienza a escribir, transformándose en una de las chilenas más conocidas a nivel mundial. Sus primeros libros fueron “La Casa de los Espíritus” y “De Amor y de Sombra” donde abordó la realidad política del país durante la dictadura. En tanto,  en septiembre de 2010, fue galardonada con el Premio Nacional de Literatura.

Extracto:

“Mi familia es de Santiago, pero eso no explica todos mis traumas, hay lugares peores bajo el sol. Allí me crié , pero ahora apenas lo reconozco y me pierdo en las calles. La capital fue fundada por soldados a golpes de espada y pala, con el trazado clásico de las ciudades españolas de antaño: una plaza de armas al centro, de donde salían calles paralelas y perpendiculares. De eso queda apenas el recuerdo. Santiago se ha desparramado como un pulpo demente, extendiendo sus tentáculos ansiosos en todas direcciones; hoy alberga cinco millones y medio de personas que sobreviven como mejor pueden. Sería una ciudad bonita, porque es limpia y no le faltan parques, si no tuviera encima un sombrero pardo de polución, que en invierno mata infantes en las cunas, ancianos en los asilos y pájaros en el aire…

La primera lluvia del año lava la mugre de la atmósfera y cae como ácido sobre la ciudad, si usted anda sin paraguas sentirá como si le echaran jugo de limón en los ojos; pero no se preocupe, nadie se ha quedado ciego por eso todavía. No todos los días son así, amanece despejado y se puede apreciar el espectáculo magnífico de las montañas nevadas.

Hay ciudades, como Caracas o el D. F. en México, donde pobres y ricos se mezclan, pero en Santiago los límites son claros. La distancia entre las mansiones de los ricos en los faldeos cordilleranos, con guardias en la puerta y cuatro garajes, y las casuchas de las poblaciones proletarias, donde viven quince personas hacinadas en dos habitaciones sin baño, es astronómica.

Siempre que voy a Santiago me llama la atención que una parte de la ciudad sea en blanco y negro y la otra en tecnicolor. En el centro y en las poblaciones obreras todo parece gris, los pocos árboles que existen están exhaustos, los muros deslavados, la gente cansada; hasta los perros que vagan entre los tarros de basura son unos perros pulguientos de color indefinido. En los sectores de la clase media y las casas son modestas, pero bien tenidas. En los barrios de los ricos solo se aprecia la vegetación; las mansiones se ocultan tras infranqueables paredes, nadie anda por las calles y los perros son mastines que solo sueltan de noche para cuidar las propiedades”.

Mi país inventado

Nona Fernández

La actriz, guionista y escritora Nona Fernández nació el año 1971, estudio Teatro en la Universidad Católica y a lo largo de su carrera ha escrito cuentos, novelas y guiones, destacando en el mundo del teatro y la literatura. Una de sus primeras obras fue la novela “Mapocho”, publicada el año 2002 y donde cuenta los cambios que ha vivido la ciudad. Alguno de los temas que aborda la escritora son derechos humanos, memoria y también la ciudad y sus cambios. Es autora también de importantes obras como “La dimensión desconocida”, “Space Invaders” y entre sus textos también tiene reconocidas obras de teatro como El Taller y Liceo de niñas.

Extracto:

“Santiago cambió el rostro. Como una serpiente desprendiéndose de su piel usada, la ciudad se ha sacudido plazas, casonas viejas, cines de matiné, canchas de fútbol, quioscos, calles adoquinadas, boticas y almacenes de barrio. Santiago removió sus costras y ahora ellas se van por los aires, vuelan en la memoria de La Rucia que, sentada en una cocinería frente al Mapocho, con el espinazo de un congrio mosqueado en su plato, trata de identificar en el mapa de la guía telefónica algo que le suene familiar, algo que le parezca conocido.

Avenida Pedro de Valdivia, lee La Rucia. Una calle larga que atraviesa el río y continua hasta topar en un cerro. Cerro San Cristóbal, deletrea entre algunas gotas de aceite que han caído en el cuadriculado. El cerro se destiñe un poco y una mosca de patas peludas se pasea sobre él para luego sobrevolar Santiago entero y aterrizar en la arteria más grande del mapa. Avenida Alameda del Libertador Bernardo O’Higgins. La Rucia recuerda la Alameda, el cerro Santa Lucia, la Moneda. También recuerda el río. Sabe que su casa, ésa de la que el Indio le habló por teléfono, ésa en la que vivió hasta que su madre los pescó de un ala y se los llevó lejos, estaba a unas cuadras del río. Pero el Mapocho es grande, cruza la ciudad completa. Tendría que recorrerlo entero, desde la cordillera hacia abajo, para poder encontrar algo que la ubicara y la llevara a su barrio de infancia, y con todos los cambios que han hecho, con tanto aviso de neón, tanta vitrina de color maquillándolo todo, se hace muy difícil”.

Mapocho

Pedro Lemebel

El escritor y artista visual Pedro Lemebel nació el año 1952, estudió en un liceo industrial y se tituló de profesor de Artes Plásticas. Comenzó escribiendo cuentos en los años 80, cuando participó en sus primeros talleres de escritura. Durante su extensa trayectoria se destacó por su crónica literaria, fue parte del colectivo Yeguas del Apocalipsis y también fue un reconocido activista de las disidencias con una clara postura política de izquierda. El año 1995 escribió su primer libro “La esquina es mi corazón” mientras que el año 2001 publicó su primera novela “Tengo miedo torero”. Fue galardonado con el premio José Donoso y solo fue candidato al Premio Nacional de Literatura. Entre sus obras más destacadas está La esquina es mi corazón, Loco afán (Crónicas de sidario), De perlas y cicatrices, Zanjón de la Aguada.

Extracto:

“Y como siempre el asunto de la vivienda ha sido una excursión aventurera para los desposeídos, aún más en ese tiempo, cuando emigraban familias enteras desde el norte y sur del país hasta la capital en busca de mejores horizontes, tratando de encontrar un pedazo de suelo donde plantar sus banderas de allegados. Pero ese no fue el caso de mi familia, que desde siempre habitó en Santiago, traficando su pellejo pasar en piezas de conventillo y barrios grises que rondan al antiguo centro. Pero un día cualquiera llegaba el desalojo; los pacos tiraban a la calle las cuatro mugres, el somier con patas, la mesa coja, la cocina a parafina y unas cuantas cajas que contenían mi herencia familiar. Y tal vez alguien nos dijo que existía el Zanjón y para no quedarnos a la intemperie, llegamos a esas playas inmundas donde los niños corrían junto a los perros persiguiendo guarenes. Y la cosa fue tan simple, tan rápida, que por unos pesos nos vendieron una muralla, ni siquiera un metro de terreno, solo era un muro de adobes que mi abuela compró en ese lugar. Y a partir de ese sólido barro, fue armando el nido garufa que en pleno invierno cobijó mi niñez y le dio alero a mi núcleo parental. A partir de esa muralla que como una bambalina cinematográfica se convirtió en el frontis de mi primer domicilio, mi abuela le puso un techo de fonolas y un encatrado de palos que confeccionaron la arquitectura piñufla de mi palacio infantil. Pero a diferencia de mis vecinos, la fachada entumida de mi casa tenía cara de casa, por lo menos desde el callejón parecía casa, con su ventana y su puerta, que al abrirla, mostraba un escampado, no tenía piezas, solamente el fondo abierto del eriazo donde el viento frío del amanecer entraba y salía como Pedro por su casa”.

Zanjón de la Aguada

Joaquín Edwards Bello

El escritor Joaquín Edwards Bello nació el año 1887 en la ciudad de Valparaíso y desde su juventud demostró interés en la literatura, no siguiendo una carrera política como era tradición de su familia. El año 1910 publicó su primera novela y el año 1920 “El Roto”, dos obras con las que buscaba mostrar la verdadera identidad chilena. Sus viajes por Europa influenciaron su escritura y durante su carrera escribió también crónicas, poesía y cuentos. El año 1943 recibió el Premio Nacional de Literatura y doce años después el de Periodismo. Entre sus obras más destacadas se puede mencionar “El Roto”,  “El chileno en Madrid” y “La chica del Crillón”.

Extracto:

“Valparaíso, con sus calles copiadas de Londres, con sus bares y marineros borrachos como en Londres, donde llevan la mantilla española mujeres altas y rubias, de hablar meloso…

Valparaíso, remozado después del terremoto, presenta un espectáculo fantástico si se le contempla desde cualquiera de los cerros agrestes que lo dominan en las puntas del arco de su bahía. Mirando desde la casita donde nació el amiguito de Esmeraldo el caserío tiene un aspecto prodigioso de media luna acostada en cuyo cuerno más lejano brillan los pinos de Playa Ancha como esmeralda cabochón. De noche un público ávido de placeres irrumpe como torrentes que en el día hubieran contenido el gasómetro por un lado y la subida Calaguala por el otro. El verdadero color de Valparaíso está en los cerros. La gente extranjera del plan es una aglomeración anodina de firmas comerciales sin espíritu ni patriotismo. En cuanto se enriquecen arrancan dejando a los Patas de jaivas y sus mamitas abandonados en los tugurios de los cerros donde los ascensores parecen casas que cada cinco minutos depositaran otra casita igual pero más pequeña, como un polluelo. Los vapores habían llamado especialmente la atención del chiquillo. Los porteños conocen esa hora emocionante en que siempre hay un poquito de Colón: La llegada de los barcos de las antípodas.

El Pata de jaiva recordaba cómo los veía avanzar desde su elevada percha donde nació. El humo, la mole majestuosa que se agranda y la estela de espuma como una cola de azogue hirviendo; pero lo que llenaba esa evocación, era la imagen de la madre”. 

“El roto”

Armando Méndez Carrasco 

Armando Méndez Carrasco nació el año 1915 en Santiago, pero parte de su infancia la vivió en Valparaíso. En sus primeros años trabajó como carabinero y después comenzó a escribir, centrándose en relatar el mundo del hampa, dando espacio a personajes marginales que viven crudas realidades. Su primera novela fue “Mundo herido” el año 1954 y también destacan sus obras Chicago Chico (1962), ¡Ordene mi teniente! (1970) y La Mierda (1972).  El escritor también elaboró artículos para Las últimas Noticias con el seudónimo Juan Firula. Sus obras no fueron del gusto de la academia e incluso algunos libros fueron censurados.

Extracto:

“Medianoche. La calle San Diego es como una bailarina enferma. Muestra casas viejas, nuevas, galpones, sitios eriazos, edificios en construcción; plagas de letreros luminosos, carteles desteñidos; hoteles dudosos; mujeres errantes. Desajustado al ambiente laboral que reina en esa arteria, se levanta por ahí un plantel de Segunda Enseñanza. La calle se corona con restaurantes, cafeterías, pensiones y gentío indigente. 

En Victoria, Olga dobló hacia Arturo Prat y fue a dar conmigo a la Cocinería “La Mundial”. Quise oponerme. 

-¡Aquí pagó yo, chicoco!

No valía discutir. En mesa sin mantel, más sucia que limpia, aparecieron dos tazas de café con leche y un plato hondo, desbordado de sopaipillas fritas en grasa. En un rincón del negocio, una electrola luminosa -chocante para el bajo ambiente- graznaba un tango compadrito.

La muchacha comía sin hablar; a veces, de reojo, demostraba satisfacción, inclinándose a lo picaresco.

Retrocedimos a San Diego, enfrentándonos hacia Alameda Bernardo O’Higgins. Aquello era como una película documental: cuadras y cuadras; letreros y vitrinas con mercaderías inverosímiles; árboles quietísimos, resignados; borrachos canturreando su vicio. Luego el aviso sugestivo: “Hotel las noches de Colón”, pieza para pasajero”.  

Chicago Chico

Fotos: Memoria Chilena

Con información de Memoria Chilena

2025-04-16T08:25:16-04:00 2025/04/16|