La Nochebuena en la Alameda

Por Dante Figueroa A.

Es sabido que la Alameda, como gran paseo peatonal de la ciudad de Santiago, fue el escenario propicio de las multitudinarias celebraciones de la Nochebuena hace más de un siglo y medio, como bien relata la historiadora Olaya Fuentes en su texto “Tensiones navideñas: Cambios y permanencias en la celebración de la Navidad en Santiago durante el siglo XIX”. En efecto, durante el siglo XIX y parte del siglo XX la arteria, concebida por Bernardo O’Higgins, cobraba vida más allá de lo habitual y congregaba a un pintoresco crisol de situaciones y conductas de la población santiaguina. Algunas de ellas, no bien vistas por las autoridades de la época.

Ilustración Pascua y Año Nuevo diciembre 1912. Zig Zag.

Era tal el interés en festiva fecha, que, la gran arteria era repletada en su eje principal y calles laterales por tenderos y venteros que llegaban desde distintos lugares de la capital y de los alrededores. Aquellos dueños de tiendas y vendedores abastecían el consumo de los paseantes y ofrecían una variada gama de productos que iban desde las frutas, flores, fritangas, horchatas (bebidas hechas de frutos), hasta los helados y dulces. Ese día 24 por la noche era una fiesta chilena, similar a las celebraciones del mes de septiembre que convocaban de manera transversal al pueblo. Un lugar donde ricos y pobres, mujeres y hombres, pequeños y ancianos, se agolpaban a celebrar el nacimiento del hijo de dios.

Pascua en Revista Zig Zag 1906
Pascua en Alameda diciembre 1907. Revista Zig Zag.

Tal cual se ha investigado, el escenario navideño se colmaba de distintos tipos de ofrendas, en donde el campo, tan cercano y natural por aquellos años, entregaba en sus cosechas estivales distintos frutos de la estación, así: sandías, frutillas, ciruelas, duraznos, entre otras, llegaban en abundancia en las carretas provenientes de los márgenes sur y norte de la capital.

Nochebuena enero 1909

A diferencia de hoy, tanto los adornos del árbol navideño, que por cierto eran ramas de pinos naturales, como los pesebres existentes, se engalanaban con frutas de la estación. No obstante, la alegría provocada por esta festividad, no era bien vista por ciertos sectores de la sociedad, que observaban de manera poco indulgente el comportamiento en estas fiestas, pues consideraban que el pueblo, lo banalizaba y desnaturalizaba. De hecho, algunos aristócratas como la escritora Amalia Errázuriz, ferviente católica, sentían repulsión por las formas populares de celebrar, considerando que las celebraciones navideñas en las calles santiaguinas eran repugnantes por los excesos de la bebida en el pueblo.

Publicidad Pascua diciembre, Revista Zig Zag 1915
Portada revista Año Nuevo Zig Zag

De los hechos denunciados por la prensa, uno de los más importantes es el que se relaciona con el consumo excesivo de alcohol. Dado que, las fiestas navideñas, fondas y chinganas constituían los espacios predilectos del pueblo para celebrar después de los oficios religiosos y hasta altas horas de la noche. Era ahí donde los desórdenes y abusos morales, que condenaban ciertos sectores, suscitaban la preocupación de las autoridades. Asimismo, algunos extranjeros también quedaron impresionados con ciertas escenas navideñas y, dejando muy en claro las diferencias de la aristocracia y del pueblo en sus formas de celebrar, comentaban que este último permanecía toda la noche en las ramadas de la Alameda cantando, bailando, comiendo, jugando y bebiendo “de forma realmente salvaje”.

Pascua en la Alameda. Zig Zag 1909

Las formas de celebración del pueblo, con su desenfrenada naturalidad, fue algo que en Santiago se trató de “normar” de manera habitual. De hecho, a fin del siglo XIX, la “Fiesta de Los Difuntos” en la entrada del Cementerio general fue prohibiéndose, hasta desaparecer. Por ello, fue bastante habitual que este sistema disciplinario y normativo de las autoridades del siglo XIX y parte de XX, fuera funcional a la elaboración de leyes y decretos que propiciaran un “ordenamiento” de la festividad.

Pascua en Revista Zig Zag, 1908

Sin evaluar, las implicancias históricas de la participación del pueblo en las festividades de fin de año, ellas existieron desde la época de la Colonia en la Plaza de Abastos y en la Alameda desde el siglo XIX y XX. 

Portada enero Zig Zag 1914

¿Estarías de acuerdo con que estas prácticas volvieran a realizarse en la arteria principal?

Te dejamos esta reflexión junto a un saludo de felices fiestas.

En el link puedes leer más, acerca de esta temática: https://www.scielo.cl/pdf/atenea/n507/art_10.pdf

 

2025-12-23T09:14:41-04:00 2025/12/23|