Artículo escrito por Dante Figueroa
El Parque O’Higgins tiene una historia plagada de relatos ocultos, de anécdotas olvidadas que, con el paso del tiempo, parecen esconderse en sus rincones. Son tantos los sucesos, acaecidos en su interior, que podríamos escribir un libro con los distintos hitos que le fueron dando vida y espíritu a este pulmón de la ciudad.
Uno de estos acontecimientos, quizás uno de los más emotivos, se sitúa en noviembre de 1987. El día 29 de ese mes, Peter Tormen entró a la elipse del Parque O’Higgins como el gran ganador de la prueba (el segundo chileno ganador hasta entonces) siendo recibido como un héroe entre una multitud de vítores y aplausos. Pero, a diferencia de otras competencias, ese día no solo se escuchó el aliento del púbico ligado al deporte de las dos ruedas, sino que también el de todos aquellos que no tenían voz.
Peter venía de una familia de ciclistas, su propio hermano Sergio fue Campeón de Chile hasta que el 20 de julio de 1974 su vida fuera truncada. Ese día, un grupo de agentes de la CNI ingresó a su taller de ciclismo y le llevaron junto a su hermano Peter de tan solo 14 años. Peter sería liberado dos días después, pero de Sergio nunca más se supo, pasando a engrosar la larga lista de Detenidos Desaparecidos de la dictadura militar.
La vida de Peter pasó por muchas penas, la ausencia de su hermano y el sufrimiento de su madre, esperanzada en encontrar a Sergio le llevaron a rutas distintas, donde hubo de pedalear contra sus propias preguntas. Su retiró por años – luego de ser Campeón de Chile en categoría juvenil-, sería solo un recuerdo, cuando volvió con mayor convicción a la ruta. Por ello, esa vuelta Ciclística, aquella que no le daba como favorito y en donde, a pesar de no ganar una etapa, le transformó de ser un peón que trabajaba para otros, a convertirse, pese a todos los pronósticos adversos, en el protagonista de la vuelta.
El hombre de la escudería Pilsener Cristal se había puesto la tricota de líder de la vuelta en la etapa de Temuco, y había tenido momentos de tensión extrema cuando en la Cuesta Barriga había, estoicamente, resistido el embate de los colombianos. Para algunos, su resistencia, no tenía explicaciones lógicas, parecía que algo o alguien le empujaban a no ceder, a no rendirse.
Así, Peter entraba a la elipse del Parque O’Higgins tras 1800 kilómetros de pedaleo. Al cruzar la meta, decenas se le acercaron, ahí Televisión Nacional de Chile le entrevista. Peter, en directo no recordó el asedio de los colombianos, tampoco el apoyo de sus compañeros de ruta para que ganara; ni los miles de kilómetros de lucha, solo una persona vino a su mente, su hermano Sergio Detenido Desaparecido, a quien dedicaba el triunfo. Ese día, le silenciaron, le acallaron, la transmisión se fue a negro, no obstante, el mundo jamás olvidará la forma en que Tormen, pedaleando en la bicicleta de su hermano, ingresaba triunfal al parque, con las manos en alto y mirando hacia el cielo, quizás queriendo encontrar la sonrisa de Sergio, en un triunfo compartido trece años después de su desaparición.
- Fuente diario El Mercurio